Cuando era pequeño sufrí acoso escolar debido a tener sobrepeso. Ahí aprendí que todos somos personas, con nuestras virtudes y nuestros defectos. A lo largo de mi vida me construí máscaras y caretas entre las que destacaban dos. La primera era el miedo a estar conmigo mismo, por lo que buscaba constantemente diversión fuera de mí, no podría estar solo, por lo que salía constantemente de fiesta y hacía actividades. La segunda era el miedo a no ser valorado, por lo que me escudaba en un trabajo como consultor de negocio, el cual no me llenaba nada, pero constantemente estaba hablando del él. En el fondo, era miedo al sufrimiento y falta de amor propio.
Con veintidos años toqué fondo. No podía más. Llegó el momento de saturación de sufrimiento. Viví mi noche oscura del alma. BUM. Empecé a mirar hacia dentro, a asumir responsabilidades, a buscar dentro de mí mi propia felicidad, a aprender sobre inteligencia emocional y a leer a grandes maestros sobre espiritualidad. También decidí hacer un retiro de 10 días solo meditando, sin nada más que hacer que respirar. Aprendí sobre la paz interior, sobre la unidad y sobre la aceptación. Cambié yo y todo empezó a cambiar.
Ahora es momento de compartir mi proceso y las herramientas que más me han ayudado…